más que palabras

escribo para desahogarme, me relaja, me calma

domingo, 4 de noviembre de 2018

El límite de ser tu misma y aceptar descubrir nuevas cosas es confuso, yo sé que a veces al mundo le molesta que sea muy estructurada, que no sea una gran aventurera de la vida,  yo sé que hay muchas cosas en mi que tengo que mejorar, es una lucha que día a día tengo conmigo misma, como todos, no soy especial por eso, cada uno de nosotros carga con cuestiones emocionales, decisiones, familia, pasado, miedos, relaciones fracasadas, etc. Pero es algo que se repite desde siempre, en diferentes contextos, y eso me hace pensar que realmente al final es mi culpa de mis relaciones sociales fracasadas, amistades fracasadas, la gente se aburre, se aleja, y duele. No sé como encontrar un punto intermedio entre ser yo, y caerle bien al mundo, abrirme a nuevas cosas, a hacer cosas nuevas sin perder mi esencia, hasta que punto tenemos que fingir hacer y sentir cosas que realmente no van con uno, por tener amistades, relaciones, etc. Yo sé que no soy el ser más simpático del mundo, y que a veces me cuesta tranzar cosas, pero tampoco me considero el ser más desagradable de la vida, como para que la gente me trate de la forma en que a veces lo hace, y muchas veces no es directo, el simple ignorar es una forma de tratar mal a alguien y siento que toda la vida me ha pasado lo mismo, y la verdad es que duele, más de lo que querría. 
Espero algún día encajar realmente en algún lugar...  
Que se acabe este puto año porfa 


domingo, 30 de septiembre de 2018

al final todo se remite a un maldito individualismo, siempre veo ese lado positivo de las personas, y pareciera que eso al parecer es algo poco convencional, hasta tonto, al final cada uno se las vale por sí mismo y le da lo mismo el otro, sin intenciones de dañar, pero el simple egoísmo daña. A pesar de eso seguiré contra la corriente, seguiré ayudando a los demás, seguiré siendo solidaria, seguiré teniendo buenas intenciones, porque rendirse sería caer en el mismo juego, la esperanza es lo último que se pierde y esa esperanza de un mundo mejor no muere y no morirá a pesar de toda la mierda.

lunes, 10 de septiembre de 2018

martes, 31 de julio de 2018

Del Amor Propio

Hoy se me hace necesario hablar del amor propio, específicamente relacionado al tema físico, ese que tanta gente lucha día a día y que también se le teme... Empezaré por mi experiencia, la cual es super compleja definirla en una palabra, pero definitivamente es una eterna lucha que la mayoría de las veces he perdido, pero que en los últimos dos años de mi vida he podido afrontar de mejor manera y he ganado en varias ocasiones. 
No sé por donde empezar, porque son tantas cosas que reflexiono y cuestiono cuando pienso sobre este tema, porque tiene tantas aristas, de lo individual, hasta lo familiar, social, cultural, económico, etc. 
No tengo muchos recuerdos de cual era la real percepción de mi misma en la infancia, pero recuerdo que al parecer me amaba bastante a mí misma a nivel general, me iba bien en el colegio, era matea, me molestaban un poco por eso, igual me afectaba, y a veces sentía que las amistades que tenía eran por interés, pero "lidiaba" de alguna forma, con respecto al físico siempre fui flaca, eso no fue tema hasta que comenzó la pubertad, los cambios físicos (desarrollo), en mí fueron bastante tardíos, ya que al ser tan flaca, y que me llegara la menstruación a los 13 años, me desarrollé bastante tarde (en comparación con mis otras compañeras), me molestaban por ser flaca, por no tener "ni pechuga ni poto", cero gracia para los compañeros que comenzaban la revolución hormonal. En ese tiempo ser flaca era un problema, todos estos cambios físicos y psicológicos, yo sentía que no los podía llevar, me abrumaba, me sentía fea, me reencontraba defectos día a día, y el amor propio estaba en el suelo literalmente, a los 15 cuando recién me empecé a desarrollar un poco, porque mi genética no daba para más, existían indicios de amor propio, pero eran fugaces, aún seguía y seguían comparándome con el resto, con los estereotipos, de esa mujer que es flaca, pero que es desarrollada (tiene harta pechuga, harto poto) (yo ni sabía que la mayoría era operada), genéticamente es casi imposible tener esas medidas, aunque hay excepciones pero son las mínimas y claramente yo no era el caso, ni tampoco muchos de los que yo veía en la gente, en la tele, etc. De ahí que comencé a odiar mis costillas, porque por genética (mi mamá y todas mis hermanas), las tenemos como hacia afuera, más de lo normal según yo, y siempre me vi una más afuera que la otra (y es obvio, el cuerpo no es igual en ambos lados), pero eso me acomplejaba mucho, sufrí bastante por eso, ahora miro hacia atrás y creo que más de lo que pude dar cuenta al mundo, me guardé muchas veces ese sufrimiento, o esa vivencia, porque quizás no era tan consciente de lo que realmente estaba pasando, pasó el tiempo, y de alguna forma empecé a acumular + grasa (cosa que es normal en la adolescencia), no para verme gorda, siempre de alguna forma me "vi flaca", pero ya no era esa flaca palo de antes, cosa que también me acomplejaba al principio (quien me entiende), en fin, en la media la verdad es que ya no me acomplejaba tanto, como que lo ignoraba, no era tanto tema para mi en realidad, llegué a pesar 60 kilos, y eso no me hacía sentir tan culpable, el tema retornó más o menos el año 2012, ahí dije chuta debería bajar un poco de peso, pero normal, todavía no me obsesionaba tanto, pero en el 2013, después de varias cosas que pasé que fueron difíciles, mi cuerpo lo canalizó bajando de peso, debido a la falta de apetito, y ahí yo agarré el vuelo, y comencé a comer menos, no tengo idea cuanto pesé en ese tiempo, yo aproximo unos 54 quizás, la verdad no tengo idea, me daba como miedo pesarme, y nunca lo hice, después el 2014 entré a la universidad, y ahí volví a subir de peso, otra vez llegué a los 60, pero esta vez me acomplejaba un montón, y emocionalmente tampoco me sentía bien, porque esto del amor propio, no es solo físico, pero vamos por parte ahahaha, a fines de ese año, me empezaron dolores e estomago, andaba amarilla, ojos amarillos, y me detectaron hígado graso pero en un grado muy menor, que con dieta baja en grasa y azúcar se pasaba, entonces ahí empecé a disminuir, y en un momento casi eliminar la grasa y el azúcar, me aproveché psicologicamente de la situación y me fui al extremo (en ese tiempo no lo admitia, yo decía que era por mi salud, pero igual una parte era para bajar de peso), bajé 4 kilos en un mes, llegue a pesar 54, pero de esos donde te ves super enferma, demacrada, sin ánimo, sin energía, el higado graso ya no existía, se mejoró, pero los dolores de estómago seguían y seguían, el año 2015 volví a subir, el estrés de la universidad, sufría de dolores de estómago todos los días, no podía ir al baño en la universidad, me costaba un montón, el segundo semestre de ese año, para enmendar lo subido comencé a alimentarme un poco mejor, aunque en realidad ese "alimentarme mejor", era comer menos, no comer, etc. Luego vino el año 2016 y me salí de la universidad y se terminó mi relación de 2 años y medio que tenía, momento difícil, otra vez que se convierte en una baja de peso, en un principio estaba dejando de comer, estaba con la obsesión y todo eso, hasta que dije que quizás el ejercicio aceleraba el proceso, y era "más sano", me compré una bici, y comencé a hacer rutinas de cardio por internet, ese año llegué a los 53 aprox, en el verano del 2017 de vuelta de campamento de verano llegue a los 51, que después volvieron a ser 53 ya que me obligaban a comer, pero seguía comiendo con culpa, con dolor, con miles de pensamientos en la cabeza, que me va a hacer mal, que me hincha, que voy a engordar, etc, cosa que era real y verdad, pero creo que me doy cuenta que yo convencía a mi mente y a mi cuerpo de eso, y terminaba pasando, ese año me propuse realmente a cambiar la perspectiva, así que segui con el ejercicio, pero incluyendo un poco más de rutinas de tonificación, pero aún seguía haciendo mucho cardio, y controlando un montón las comidas, en términos personales fue un muy buen año, sobre todo un muy buen primer semestre, la obsesión por la comida estaba como a raya, iba, venía, pero estaba mejor, perooooo, llegaron las vacaciones de invierno y dije chuta he subido un poco, unos dos kilos a lo más, si estaba en 53, había subido a 55-56 aprox, y ahí dejé de comer otra vez y hacer mucho ejercicio, toda esa mentalidad y power del 1° semestre la había estropeado, y el segundo semestre intenté mantener el peso y no seguir subiendo, igual subí un poco, así que terminando la u en diciembre otra vez la misma obsesión, que era y no era, realmente tenía ganas de seguir luchando con esto del amor propio, y había avanzado un montón ese año, sumado a que estaba estudiando algo que por fin me gustaba, me sentía más bonita, me sentía más feliz, pero como muchas cosas en la vida uno recae :/ así que en diciembre full dieta, full ejercicio, y nuevamente llegue a los 53 (que según yo, era como mi peso ideal, y ojalá 52), hasta que en Enero del 2018, como que caí en la cuenta de que otra vez estaba cayendo al extremo, me estaba poniendo ojerosa y muy huesuda, así que intenté como disminuir un poco la obsesión e igual funcionó, fui a campamento y pasa que otra vez bajé, no sé cuanto, porque no me pesé, pero igual era distinto con la vez anterior, porque esta vez comí mucho más, estaba un poco más consciente, pero aún así bajé un poco porque se hace harto ejercicio físico, no se come a deshoras, etc, pero no fue tanto la baja, después la recuperé entrando a la u, el primer semestre fue super intenso, no me dió mucho tiempo de poder hacer tanto ejercicio, subí unos kilitos, pero esta vez ese cargo de conciencia no estaba tan latente, además, con el ejercicio igual me ha subido un poco el trasero, y el cuerpo en general se ve como más armonioso, no tan huesudo, llegó la prueba de hierro que fueron las vacaciones de invierno, dije ya voy a hacer más ejercicio, pero menos cardio y más trabajo muscular, no me obsesioné, cuidé un poquito más las comidas, pero onda muy piola, no tengo idea si bajé o no, porque recién ayer me pesé y estaba en 56, y no tengo idea cuanto pesaba en marzo, independiente si bajé de peso o no, claramente tenía un poco de meno grasa abdominal y en general, uno conoce su cuerpo,  pero mis piernas estaban más tonificadas y mi trasero igual, mis brazos siguen casi igual jajaja, soy media rehacia a hacer brazos, mañas mías, en fin, cuando vi los 56 kilos igual me dió como esa cosa en la guata rara, pero dije, bueno es normal, lo más seguro es que haya aumentado un poco de masa muscular, porque además, más allá del peso, me siento bien físicamente, más "armoniosa", y hablando de la salud (que antes en ningún momento estuve realmente consciente de eso, hoy en día realmente pienso que esto hay que hacerlo por salud, más que por estética), esta está mucho mejor, mi sistema inmunológico está super bueno, el 2016 pasé todo el año enferma de resfriados, y este año fue solo una vez, que me duró 3 días, porque me cuidé, tome mucho tecito con jengibre y miel y por ahí unos tapsin para aplacar, y pam se fue, mis alergias han disminuido un montón, mis dolores de estómago también, si bien hay cosas que no puedo comer por mi intolerancia a la lactosa, y hay algunos que intento evitar por el colon irritable, pero que igual consumo, todo eso ha mejorado, mi pelo está mejor, mi piel, etc, y ahora en el segundo semestre me metí en la u a hacer un curso de fitness, para estar más informada sobre el tema, y hacer todas estas cosas menos autodidactamente, ya que hay muchos mitos y desinformación con respecto a esto de la vida saludable, y en eso estoy, pesando 56 kilos, que aunque me cueste creer no lo miro con malos ojos, he aprendido que el peso es un número muy engañoso, por sí solo no dice nada.
En toda historia no tengo la certeza si en algún momento sufrí de anorexia, no lo sé, de que tuve muchos de sus síntomas, ahora soy consciente de que sí, quizás no los suficientes como para que se convirtiera en algo más grave, pero muchas veces estuve a punto de llevarlo + allá, afortunadamente tengo muchas buenas redes (familia-amigos-scout- en su tiempo pareja) y algo de consciencia queda en mi ser, por más que las ganas de dejar de comer por mucho tiempo más, las tuve y lo intenté, pero siempre había algo que me hacía despertar y decir, con estas cosas no se juega.
Hoy en día siendo Julio del 2018, en una lucha de hace quizás más de 10 años, me digo a mi misma, me amo, así como soy, con esa grasa en el abdomen que es tan normal al ser mujer, con mi celulitis, con mis estrías, con mis costillas, con mis pechugas pequeñas-medianas, con mis piernas que nunca serán flacas flacas, con mis manos y pies largos, con mi nariz, que es un poco más grande que la de mi familia, con mi trasero que nunca será como el de kim-kamdashian porque está terrible operá, con mi no separación extrema entre las piernas, con mis dedos largos, con mi cuerpo que en general siempre ha sido medio huesudo, con todo eso yo me amo, y sé que quizás algunos días no lo haga, pero sé que eso es parte del proceso, hoy recién con casi 25 años me doy cuenta de todo esto, ojalá me hubiera dado cuenta antes, pero nunca es tarde, mi mensaje con esta larga historia, es que todos tenemos la capacidad de elegir que hacemos con nuestras vidas, porque quizás para algunos es más fácil, pero siempre se pueden encontrar otros caminos, quizás con más esfuerzo, pero se puede, y sí, hay cosas que no dependen de nosotros, pero para que perder tiempo en estresarnos por eso, preocupemonos por aquellas cosas que si dependen de nosotros, demonos tiempo para nosotros mismos, cuidemonos, regaloniemonos, amemonos. Y así nuestra vida mejorará sin darnos cuenta :)
(Esta historia tiene muchos más matices, pero a modo general, eso es lo que ha sido)
La historia de lo que este cambio trajo a mi vida más allá de lo físico lo escribiré otro día en otra publicación, porque esta ya es lo suficientemente larga ahahaha. 

jueves, 18 de enero de 2018

El antes y el ahora...

Si bien la foto muestra un cambio físico, en el fondo es mucho más profundo que eso, hay tantas cosas diferentes en ambas fotos, que no se ni por donde empezar.
Empecemos por lo visible, en la primera foto tenía unos kilos más (aproximadamente unos 7), una cara de orto y unas ojeras tremendas, el contexto en el que fue sacada esta foto, era estar estudiando algo que no estaba convencida sumado a un ambiente que restó mucho a mi vida... pero que a la vez me enseñó mucho y me mostró ese lado de la vida que no es bonito pero que te hace crecer cuando todo lo vivido tiene sentido después de un tiempo. En ese tiempo mi inseguridad se hacía cada vez más latente,ojo que no culpo solo a los que en ese tiempo me rodeaban, también yo ayudé a que esta inseguridad aumentara, yo hice mi mea culpa, hay cosas que pude haber hecho mejor y no las hice. En ese tiempo yo no disfrutaba lo que hacía, tenía miedos, y no lograba avanzar en esta vida que es tan linda cuando se disfruta con el corazón. En la segunda foto, una foto que me saque hace unos días atrás. en lo visible me encuentro con varios kilos menos, algo que se ha dado por diversos factores, comencé a hacer ejercicio, dejé de comer ciertos alimentos que me hacían mal, hoy mi salud está mucho mejor por eso, y si bien a la gente le cuesta comprender un poco el cambio, hoy me enfermo menos, tengo más energía, menos culpa, este cambio ha traído muchas cosas bonitas a mi vida, el ejercicio me hizo aumentar ese autoestima y seguridad que tan pisoteada había sido por años, desde mi adolescencia, me cansé de siempre ser la sensible, la débil, hoy tengo convicción, seguridad y opinión sobre las cosas que digo y hago, aún falta, pero estoy en un proceso de crecimiento tanto conmigo misma, como hacia los demás. Estoy en una etapa de la vida en que estoy disfrutando cada pequeña cosa, intentando disminuir mi niveles de estrés y ansiedad que tantas veces ganaron la batalla, pero el año que pasó el 2017 la luché y si bien no desaparecen tajantemente, disminuyeron en gran medida, y mi vida, mi cuerpo, y sobre todo mi mente lo saben y así lo han sentido.
Dos simples fotos pueden decir y contar mucho, hoy quería contar y desahogar esto, porque me siento tan plena, que más que arrepentirme de cosas, estoy sanando heridas y entregando perdón a quien quizás sin querer me hizo daño, pero por sobre todo perdonarme a mi misma por estar tantos años viviendo la vida con los ojos cerrados.

jueves, 11 de enero de 2018

Bienvenido 2018

Tan solo han pasado 11 días del 2018, y me siento tan bien, si bien es algo simbólico esto del nuevo año, hay muchas cosas que aprendí vividamente en el 2017, que hacen de este 2018 un enorme desafío. Es realmente bonito recordar de como era hace años atrás y ver lo que soy ahora, y ser capaz de reflexionar sobre mis cambios, caidas, logros, aprendizajes, etc que he pasado, sin duda el año 2017 tuvo un compacto de mucho crecimiento, y más que eso muchas cosas hicieron sentido en mi vida, pude cerrar ciclos que estaban un poco abiertos, pude encontrar un poco de amor propio, encontré mi pasión, retomé algunas cosas, tomé el valor de otras, conocí gente nueva, conocí mis propios límites y hasta donde soy capaz de llegar, entre muchas otras cosas que fueron muy importantes en este proceso de crecimiento que es la vida, estoy dejando atrás a esa tita estresada por la vida, dándole una bienvenida a esa tita que quiere disfrutar y aprender de cada experiencia y vivencia, hasta la más mínima. Sin duda todo esto no lo hubiera hecho sola, y si bien hay mérito propio, no he estado nunca sola en este camino de la vida, espero realmente seguir aprendiendo y tengo esa sed de conocimientos y experiencias de este 2018, quiero seguir superándome, siento que tengo tanto que entregar y tanto que vivir, he estado muchos años viendo quieta la vida pasar, y realmente no quiero que eso siga siendo así.